domingo, 14 de febrero de 2010

La fragua de Vulcano


 
Polo Químico de Huelva (Foto del diario Público)

Hace ya bastantes años, un amigo me llevó a orillas del Nervión, a la altura de Lamiako, para contemplar desde allí en plena noche el fulgor de los altos hornos de la margen izquierda. La visión me dejó deslumbrado, por una vez en sentido estricto. Tal como lo recuerdo, tenía algo de fantasmal todo aquel fuego fatuo elevándose por encima de las brumas de la ría. Al amigo, bilbaíno de pro, le faltó tiempo para apostillar aquel espectáculo como ``el paisaje industrial más bonito del mundo''. Parecía como si él estuviera contemplando un seductor panorama nocturno, mientras yo veía la fragua de Vulcano. Los malos humos de Altos Hornos o de Etxebarria desaparecieron en el tiempo junto con sus talleres de fundición. Todavía hay nostálgicos de aquellos paisajes tan espesos y voraces. No es mi caso. Pero la impresión, que aquella estampa me produjo, parece que sí la he conservado intacta. Me he topado hoy con esta imagen de Huelva, un nocturno marítimo. Acaso sirva de consuelo a los que aún recuerdan la vista inolvidable de Lamiako. Como ellos, hay quien sigue viendo progreso, donde sobresale el exceso y se asoma la rapacidad. Nadie retiene ya en su retina el paisaje original de la ría. Pero ahí, al lado de esta foto, quedan las marismas del Odiel y de Doñana, los enebros de Punta Umbría, interminables playas, estuarios y dunas. Hoy no les tocaba salir en la foto, y sería bueno que en esta foto no salieran nunca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ESTUVE hace unos meses y esa orilla del Nervión, más apagada, seguía siendo imponente.