sábado, 6 de marzo de 2010

Ver doble



Como ver es verbo con un significado sencillo pero al que damos múltiples connotaciones, no hace falta ponerse académico para distinguir entre lo que podría denominarse la visión en corto y la visión en largo. La primera es algo primitivo, un proceso dominado por la imagen del objeto y conducente a su posesión, en tanto que la segunda es una actividad más impregnada de intuición, en la que el modo de percibir el objeto es determinante, ganándose además con ella cierto sentido de anticipación. Cualquier animal hostigado vive a cuenta de la visión en largo, que le permite eludir amenazas y ataques. Sin embargo, los que no viven en peligro, o los que rara vez lo perciben, ni temen mostrarse ni aciertan a ver a los que rehúsan a hacerlo. En su visión miope apenas se aprecian los factores que rodean el foco, sino que como videntes son captados de inmediato por el objeto y el interés.

Un ejemplo podría poner las cosas más en claro. Supongamos que a una apartada zona rural llega una compañía de comediantes. Se anuncia en el cartel como número fuerte ‘la danza de los siete velos’ con tres danzarinas tres, lo que en muchas plazas se resumiría como media corrida de bailarinas. Al ponerse el sol, después de toda una tarde de faena, los mozos empiezan a dar sospechosas muestras de su interés en la sesión nocturna. Y así, en estas, la compañía suspende la función, recoge atropelladamente los bártulos y parte campo a través. Cinco kilómetros después, el director echa una mirada atrás y lo explica así: «Ellos las venían a ver, pero ellas los veían venir».


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