martes, 26 de octubre de 2010

Ahora va por el amigo


Tras extenderme con tonta filigrana en esto de la amistad, delito sería que me quedara sin palabras ante el amigo Miguel. Y más hoy que le ha sido reparada una pequeña deuda y le ha sido reconocida, siquiera mínimamente, su labor como escritor en estos últimos tiempos oscuros. Que venga  ahora yo, premiado con su amistad, a intentar reconocerle con palabras de repertorio me suena un poco ridículo, al margen de que cualquier valoración que llegara a hacer de su obra carecería del equilibrio oportuno. Así que optaré por cambiar de enfoque. Naturalmente que aprecio sus novelas, sus ensayos y todos esos apuntes y reflexiones que al hilo de los días nos va ofreciendo con ese estilo llano y directo, pero aún aprecio más su tesón y su compromiso, sobre todo lo segundo, en tiempos que nada se gana con ello. Después de tantas dentelladas, consuela saber que hay quien le tiene en ese mismo aprecio, pero consuela aún más saber que todo ese reconocimiento va a servir de acicate para echar a andar un montón de proyectos pendientes y para empezar a maquinar otros nuevos.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Localizado el asunto de las felicitaciones, me uno al regocijo.
Y mira por dónde que la palabra de verificación que me sale para poder enviar este comentario es "amist": esas cosas que pasan por casualidad.

Hilario Mendiaga dijo...

Una de dos, o es cosa de la serandipia esa o se confirma que rastrean los textos. Lo de la palabra queda como un eructo tras lo digerido. Con la paranoia enchufada llego a pensar que tengo más lectores robotes que de los otros.

Unknown dijo...

Pero los lectores robotes no disfrutarán tanto de tus entradas como nos(los)otros. Allá ellos y sus blade runners.

Hoy la palabra de control es pardi; creo que era serendipia (que, por cierto, sigue sin estar en el RAE).