lunes, 27 de diciembre de 2010

Turno de paralíticos


Bosque de Arriaundi (Larumbe)
Llegué a un punto en que la nieve ocultaba todas las salidas y la luz abriéndose paso creaba la vana ilusión de que por el cielo se podía.

En una encrucijada hay veces que no sabes a ciencia cierta cuál será la dirección correcta. Esas veces suelen repetirse y en todas ellas las direcciones parecen siempre demasiadas. Reconforta un poco saber que para ayudarnos a elegir tenemos cinco sentidos, si bien resulta decepcionante carecer de un órgano de decisión infalible para estas urgencias. Al paso nos salen para salvar la situación augures y guías que con su sexto sentido prometen sacarnos airosamente del apuro. De estos también hay demasiados y todos se aplican a apurar en nuestro apuro. Pero apurarse con una decisión de la que nunca sabrás a ciencia cierta si fue correcta, a menos que discurras hacia mundos paralelos, es ceder a una enfermiza especulación sobre futuros. Para eso mejor que te valgas de tu propia intuición y, en vez de trazar tu futuro a tiralíneas, te atrevas a despejar el azar y a afrontar, con aciertos y equivocaciones, la historia que compartes con los demás, y con tus cinco sentidos intentar sentirla como tuya.


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