sábado, 30 de julio de 2011

Donde mudan los usos


Máscara melanesia (s. XIX)
Hood Museum of Art, Darmouth College.
Mi sensación es de profundo desconcierto. Repentinamente algo conocido y familiar pierde parte de su significado y parece sumergirse en un extraño y nuevo contexto. Iré al grano, si puedo. En la entrada ethnography, el Merriam-Webster dice «estudio y registro sistemático de culturas humanas». Ahí el peso de la definición carga indudablemente sobre la difusa idea de cultura. Me pregunto, y no acierto a saber, si encaja con ella un «estudio etnográfico acerca de cómo usa la gente sus calendarios para administrar su información personal». Si así fuera, incluso estas entradas que escribo serían materia de investigación etnográfica. Sería como verse convertido en un espécimen bajo el foco de una invisible y enorme lupa. Una lupa administrada por Google, que podría ser cedida para beneficio de la ciencia a sesudos y curiosos investigadores. Como los del Virginia Tech, firmantes de un reciente trabajo, titulado An Exploratory Study of Personal Calendar Use.

Hasta ahora la etnografía tenía para mí sus fronteras en Papúa, en Madagascar o en Mongolia, y en nuestras proximidades se dedicaba a recoger vestigios de costumbres y ritos ancestrales. El artículo en cuestión me pareció al principio ridículo, por el tema y por el escaso tamaño de muestra estudiada, y más tarde peligroso, como una puerta abierta a futuras exploraciones personales abusivas. Es verdad que no cuento con evidencia alguna de esos abusos y que la deformación del objeto y los métodos etnográficos da a todo este asunto un aire más que exótico. Pero tampoco puedo negarle atractivo a este nuevo análisis de nuestras anotaciones para deducir la compleja relación que mantenemos con el tiempo, ni a un metódico intento de explorar el uso de los calendarios como si fueran mapas de nuestro comportamiento. Quizá no haya muestra más fiel e informativa de los hábitos vigentes en nuestras actuales tribus que el calendario personal, al menos si nos imaginamos contemplados desde el futuro.


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