viernes, 30 de julio de 2010

Confusiones varias



Frente a una equivocación el dictamen suele ser demasiado categórico y la consiguiente desaprobación se extiende del caso al sujeto y del sujeto a su ejercicio completo. De ahí que vayan surgiendo defensas que alegan momentánea confusión entre acierto y error, lo que al fin y al cabo es susceptible de una valoración lógica menos terminante y más difusa, e incluso es calificable in extremis como una circunstancia mental eximente. Sin embargo, el propio alegato puede acabar siendo equívoco, porque sin un poco de armadura mental la confusión puede arrastrarnos de lo lógico a lo emocional y privarnos por completo de sentido, como aquel sujeto al que un lógico le reprochaba burlón: «tu problema es que confundes una cosa consigo misma».

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