martes, 21 de junio de 2011

Verano crítico


Principio y fin, Luciano Benites (2004)
Llega hoy el verano y la estación trae a marchas forzadas un desenlace. No tiene pinta de que sea bueno, más probable es que tengamos que aguantar una funesta pedrea. Esta noche, cuando miremos al firmamento y recordemos a los viejos mitos en su encrucijada, sentiremos bajo su impulso renacer el nuevo ciclo, al tiempo que se nos impone un sublime sacrificio. Componiendo sueños, veremos al poderoso Hércules descuartizado y a Hera recluida de nuevo en su tenebrosa cueva. No sabría explicar todo esto, ni conjugarlo con esa sensación real que se nos viene encima, con esa alargada perspectiva de umbrales que se estrechan. Si de los mitos pasamos a las crónicas, nos vemos entrando en el tercer año de un amargo y crítico recorrido. Mejor sería no aceptarlo como el último acto de un lastimoso drama colectivo, sino como el camino de vuelta a nosotros mismos. De nada nos sirve creer que a falta de apoyo y estímulos estamos huérfanos, o que sobrevivimos a un mundo ya perdido. Frente a esa atonía, un día como el de hoy es el momento oportuno para despertar. Con ese crujido de luces anunciando el empuje vital, podemos aprender a vivir de nuevo, a vivir de los gestos más sencillos, con las verdades más cercanas y recurrentes. Vengan como vengan dadas, no debería ser difícil de lograr. Basta salir a campo abierto y seguirle el rastro a la vida, para entender que a ese fin que amenaza, le acompaña siempre un principio.

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